Saltar (al vacío).

El cambio me aterra. No soy valiente -aunque a veces tenga algún destello de bravuconería- y eso entorpece mi marcha. Me sé la teoría de pe a pa, pero no hay manera. Hay una gran barrera delante de mis narices que me impide ver más allá, que me impide dar ese paso decisivo. No sé si a vosotros os ocurre lo mismo... pero mi existencia se tambalea entre el ansia de cambio y la aterradora incapacidad para provocarlo. Cuando la necesidad de avanzar o de tomar un camino diferente se hace demasiado poderosa, se da de bruces con un análisis de la situación que me lleva siempre a quedarme con lo malo conocido. Me sobra tiempo para pensar. A muchos os dirán que debéis pensaros las cosas dos veces, yo os digo que os las penséis media. No vale la pena. Al fin y al cabo, somos instintivos y debemos seguir nuestros impulsos, porque eso es lo que nos hace tal y como somos. A estas alturas, yo ya estoy mal enseñada, pero vosotros quizás aún tenéis una oportunidad. La vida son riesgos y decisiones, mejor tomar ambos que ninguno.

PS. He acompañado este post de una foto de Eva Green en The dreamers por una cuestión meramente aleatoria.